viernes, 1 de febrero de 2013

Algunos nacen porque tienen que nacer.

Ni la lluvia aquí diluye mis pensamientos. Voy a juego con la noche y el olor a cigarrillos anula mis sentidos.
El letrero parpadea en un intento por no quedarse de piedra. Bajo el porche me refugio de la peor tormenta que he visto en años.
Mi coche, aparcado a tres metros, se tornaba imposible de distinguir bajo el manto acuático que trataba de acabar con la humanidad. Una figura aparece de la nada con un periódico sobre la cabeza corriendo como alma que lleva al diablo hacia el interior del bar. Durante unos segundos clavo mis ojos en el opaco horizonte casi seguro de poder contemplar a Moisés abriéndose paso bajo las aguas torrenciales.

Mi gabardina está calada y pesa como una capa de hierro sobre mi calavera. El cigarro casi vomita ceniza acuosa mientras me quemo los dedos. "A la mierda".

Acaricio con la palma de la mano el bulto que porto en la cintura para asegurarme de que el agua solo se ha llevado la visión de mis anhelos. "Cielos rosados y columpios en la parte trasera de mi casa-jardín".

Empujo la puerta como Clint Eastwood y entro al local una vez más. No más de diez borrachos y un par de personas. Once borrachos ésta noche.
Algunas personas nacen para mentir frente a un público, otras nacen para vivir entre números y papeles, las hay que expresan sus sentimientos y pagan la renta con ello. Como yo, unos pocos nacemos pensando cuál será el color de nuestra quinta extremidad. ¿Será tal vez un revólver?

Una bola de billar surca el aliento alcohólico del local ante mis narices. Hasta las paredes aquí parecen haber sido aderezadas con whisky de malta.

El dolor de cabeza se ha ido y allí me hacen compañía el barman y un par de vasos medio vacíos. Todos han preferido salir a morir que aguantar allí una hora más.

- No sueles beber ¿cierto?- se jacta de mí al otro lado de la barra con sus gafas y su calva de media pulgada.

- Cierto. ¿Tanto se me nota?

- Todo depende...- me dice mientras se agacha tras la barra- de la atención que pongas a los detalles. - termina levantándose y apoyando los dos cañones de la escopeta sobre el vaso que aún no había terminado.

Un día te levantas despistado y te matan.

Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...