lunes, 6 de agosto de 2012

La cruz

Eran buenos tiempos, ojalá alguien me lo hubiera dicho. Se hicieron promesas, se dibujaron sonrisas, se rompieron corazones, "se aprendieron duras lecciones"...

El sol refleja los sueños rotos como porcelanosa arena, taciturna y acomodada, se escurre entre las yemas de mis dedos. No la tengo a ella, pero la prosa forzada es mi don, ser esclavo de sus ideales, mi perdición.

Paz y prosperidad suplica el alma que desea guerra en carne viva, tormento sin ropa de por medio.
Y sufre en silencio el gato milenario, miedoso y prudente, asqueroso y estridente.

El aire por aquellos tiempos era diferente. Traía un olor tan... penetrante. Aún lo recuerdo con cortinas de agua empañando mis ojos, con espadas ardientes ensartando mi espíritu.

"... echo de menos tu olor, ¿sabes? Me despertaba por las mañanas y las sábanas olían a ti, creía que estabas allí, a mi lado, recostando tus cabellos de ángel sobre la almohada de un plebeyo. Abría los ojos y el polvo en suspensión suplantaba tu cuerpo en un despido sin perdón. Me acordaba de todo otra vez y entonces el corazón se me volvía a partir."

Qué tiempo en el que la rozaba con mis dedos y todo parecía posible, si no en este universo, en el que yo mismo construiría recuerdo a recuerdo.

Mis pensamientos no me salvan del desembarco en Realidad. Temo recibir una bala calibre nueve miradas y un rechazo.

Tengo un arañazo en la espalda, cicatriz y marca, del último No que nació en las comisuras de sus labios. Ese No tan hijo de puta que, ciudadano de Paraíso, emigró a mi ciudad de tormento para cortar la espalda del rey.

Los andamios se resquebrajan entre sueños y verdades, el obrero sin casco cae, cae y se mata.

La brecha se hace más grande, ella no siempre me querrá, eso también lo sé.

Se aleja más y más, ella ha seguido sin mi mientras yo nado a cámara lenta en un mar de coños.


Eclipse

Hay un caballo corriendo en mi mente. Se aleja de mi frente al galope y cabalga sobre los cuerpos callosos, las circunvalaciones de mi encéf...